En éste mundo, en mi mundo, a lo largo de la vida de cada persona, tal como entran, salen de sus vidas otras.
La mayoría de las veces ni si quiera nos damos cuenta de cuándo entraron ni salieron. Otras en cambio, puede que no
notes cuando entraron, pero se hinchan en tu interior de tal modo que, cuando se disponen a salir, es como si se
llevaran una parte de ti con ellos. Cómo si esa vida, a la que has querido y amado, ahora se llevara ese cachito
tuyo con ella, dejado el vacío en su lugar.
Es… como si cada vez que una vida sale de ti, la parte en la que almacenas los sentimientos se quebrara cada vez,
de modo tal que cada vez que una se va, por esa grieta se derramara una gotita tuya, la de la felicidad y se la
llevara consigo.
Quizás por eso no quiero volver a dejar entrar a nadie en mi vida, para que cuando se vaya, que se irá, no se
lleve esa gotita mía a la que tanto cariño le tengo guardado. Aunque quizá sea el regalo de mayor valor que pueda
entregarle por haberle querido tanto.