Extraños

Erase una vez un cuento.
En él se relataba una historia en la cual narran sobre una extraña pareja de extraños aspectos, que vivían en un extraño bosque de extraño recorrido y, estos seres de miradas extrañamente profundas, se amaban.
He de explicar, para despejar dudas y aclarar sospechas, que su amor, por extraño que parezca, era extrañ... era, anormalmente diferente.
Ellos no creían en un... "felices para siempre", en el... "sólo tuyo" o... "desde que nací te he estado buscando hasta que al fin te encontré", nada de eso. Es precioso pero inexistente para ellos.
En cierto modo se querían, si. Eran el uno para el otro, también. Si fuera por ellos vivirían por siempre juntos, pero no lo decían y no lo decían porque no lo esperaban.
Sabían que ese querían, de hecho se amaban, pero quizá su amor existía porque en realidad ninguno esperaba nada del otro, sin embargo lo obtenían.
Lo mejor de no esperar nada de nadie es que no recibirás menos de lo que esperas. Como poco recibirás lo que esperas y como algo, recibirás un poco más de lo esperado. Siempre lo agradecían.
Eran felices el uno con el otro, pero no podían evitar el hecho de que estaban vacíos por dentro. El no esperar nada les hacía decaer, estaban como una vela sin mecha, como un vaso a medio llenar, como una margarita sin agua.
Ellos, a pesar de que sabían que recibir ese algo de quien te importa era especial, mas importante aún es saber que puedes confiar en que ese alguien te va a dar eso que necesitas. Confianza.
La esperanza es la llama que te mantiene caliente, con fuerzas... La que te deja vivir tranquilo y feliz.